jueves, 11 de septiembre de 2008

Los peligros y riesgos del Facebook: la cara oculta y manifiesta de la red virtual más importante del mundo

Conversando con unos amigos sobre Facebook, la conocida red virtual de amistad y contactos, me han surgido algunas inquietudes y reflexiones que quizás puedan interesarle a los lectores zetéticos.

Facebook es un espacio para contactar gente conocida (o desconocida), y formar una especie de "red social" que mantenga unidas a las personas a través de la web. Pero su uso no se limita a ello, sino que también puede ser usado (y abusado) para otros fines, algunos de ellos delictivos o ilícitos.

Algunos críticos del facebook señalan como aspectos negativos de esta página los siguiente:

-Se ofrecen los datos personales y profesionales al escrutinio público, lo que facilita su uso por parte de cualquier tercero.

-La política de privacidad de Facebook no obliga a la página a mantenerla o respetarla de acuerdo a las leyes vigentes de cada país, toda vez que dicha página no procesa los datos en cada país donde se conecte la persona, por lo que la responsabilidad legal de la página no puede hacerse valer con forme a la legislación de cada país (este un punto legal, que he leído algunas veces, pero cuya solidez y validez jurídica desconozco).

-La mayoría de las personas que se conectan a la web desconoce que pueden estár siendo observadas por terceras personas o "curiosos", que podrían estudiarlas, analizarlas o seguir sus pasos, o emplear esa información para diversos fines e intereses. Lo paradójico de esto, es que la mayoría de las personas no se sentirían bien sabiendo que en su vida real alguien desconocido las observa constantemente; pero esta suspicacia no está presente en el mundo virtual, porque se considera más impersonal e inofensivo.

En conclusión, facebook hace que nuestra intimidad esté en riesgo o sea vulnerable. Esta es la objeción principal a dicha página.

Personalmente, estimo que estas críticas tienen alguna importancia, pero no deberían exagerarse:

-El ofrecimiento de datos personales y profesionales puede ser regulado por cada usario, quien libremente está asumiendo el riesgo que ello puede implicar. Lo que debería hacerse es educar a las personas (o que cada uno se informe) sobre los posibles riesgos, de tal forma que cada quien puede tomar una decisión informada sobre si es correcto o no pertenecer a dicha página, y qué medidas preventivas adoptar.

-Por otro lado, estar públicamente expuesto al escrutinio público no es solo negativo; también puede ser positivo (ej: al permitir que viejos amigos nos encuentren). Por ende, ver solo los aspectos negativos es tener una visión sesgada y miope de la realidad, además de algo paranoide.

Los problemas y situaciones deben examinarse en su integridad, no en sus aspectos negativos solamente, ni en los positivos solamente; solo esto nos permitirá hacer un balance razonable y realista de la situación, sin caer en extremismos o radicalismos.

De nuevo, la solución es la educación y la prudencia: si una persona sabe los posibles riesgos y los posibles beneficios de Facebook, entonces tendrá elementos para decidir responsablemente si asume o no tales riesgos (en caso de menores de edad, los adultos, padres y educadores deberían asumir la responsabilidad de educarlos correctamente al respecto).

Casi toda actividad e interacción humana entraña ciertos riesgos; el propio futuro tiende a ser algo imprevisible; y la vida implica asumir y tomar decisiones cuyas consecuencias no pueden saberse con absoluta certeza. Pero ello no debe arrinconarnos a la idea paranoide de que todo lo que hagamos implica una amenaza directa, o un daño inminente; en la mayoría de los casos, los resultados que obtenemos son positivos, no negativos; y generalmente las cosas ocurren más o menos como esperábamos o teníamos planeado. Este simple dato de la experiencia apunta hacia el optimismo, más que hacia el pesimismo; pero tal optimismo debe regularse con la prudencia y la previsión.

Por ello, frente al fenómeno de Facebook, las sugerencias que por ahora se me ocurren (y que se basan solo en el sentido común) son las siguientes:

-Elegir cuidadosamente los datos que ofrecemos a la página, y prever los posibles (aunque improbables) riesgos que ello supone.

-Usar opciones de privacidad (que ofrece la misma página) que impidan que cualquier internauta tenga acceso a ellos. Para ello, debemos leer cuidadosamente los recurdos y opciones que nos ofrece dicha página.

-No compartir toda la información que se nos ocurra en dicha página, sino ser muy selectivos en ella. Esto lo hacemos en la vida cotidiana, y funciona; ¿por qué deberíamos ser menos prudentes en la web?

-Evitar mencionar datos muy personales o que nos exponen a un riesgo innecesario (ej: los datos de la tarjeta de crédito)

-En caso de menores de edad, los padres y educadores deben asumir una función activa, y no solemente formal. En especial, los educadores y profesores (con quienes muchos niños y adolescentes pasan la mayor parte del día), deberían crear programas, cursos o actividades de clase donde se les enseñe a los niños a usar el facebook, y a conocer qué es prudente y qué no es prudente hacer en internet.

El fenómenos del internet es, en sí mismo, algo que debe ser objeto de estudio; y cuyas consecuencias positivas y negativas deben explicitarse, a los fines de manejar este instrumento de la forma más prudente, razonable y útil posible.

Una negación genérica contra el internet, o una denuncia crítica contra él sin tomar en cuenta lo positivo también, es un signo de atraso cultural e intelectual, que manifiesta la incapacidad para adapatarse a los nuevos tiempos. Internet es una realidad, y dependerá de la inteligencia y habilidad del ser humano darle el uso instrumental que le corresponde.

Después de todo, si no existiera internet, ¿cómo usted estaría leyendo esto ahora mismo? :-)

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