miércoles, 9 de abril de 2008

Medios de comunicación: imparcialidad, objetividad y la crisis de la comunicación social y el periodismo político

En este post compartiré una reflexión crítica y personal sobre los medios de comunicación social, actuales, especialmente los audiovisuales e impresos. Esta reflexión se basa en una interesante experiencia que tuve hace un año y medio, donde pude vivir directamente en países sudamericanos (Argentina, Bolivia y Venezuela) cómo estos medios influyen en la colectividad y hasta en la política de una forma verdaderamente excesiva. El análisis del ejercicio del periodismo (especialmente el político) en estos países es verdaderamente interesante.

Antes que nada, quiero aclarar que siento un profundo respeto y admiración por los periodistas y comunicadores sociales en general. Su valentía, su arrojo, su defensa de la libertad y pluralidad de puntos de vista los hace unos profesionales con los cuáles debemos estar no solo agradecidos, sino además deberíamos apoyarlos en dicha labor comunicativa, que es un pilar fundamental del ejercicio democrático.

Mi reflexión crítica se referirá a los medios de comunicación social como tales; a la influencia de los dueños de tales medios en lo que se publica o no en ellos; a cómo ello puede limitar la libertad del periodista; y a cómo se colocan los medios de comunicación bajo el yugo de intereses particulares (privados o gubernamentales) que nada tienen que ver con la ética del periodista o con la información.

Como dije, la experiencia que viví en los países antes mencionados me demostró lo siguiente:

1)En esos países, los medios de comunicación funcionan como partidos políticos. Los medios de comunicación estatales son órganos de propaganda del gobierno; los medios privados, son órganos de propaganda de la oposición.

2)Eso demuestra que el tipo de propiedad sobre el medio de comunicación determina el contenido informativo de dicho medio. Este solo dato los descalifica completamente como una fuente fiable de información. En la mayoría de los casos, para aproximarse a la verdad, es necesario observar los medios privados y estatales para poder ver ambos lados de la noticia.

3)Los periodistas que forman parte de cada medio siguen la ideología política del dueño del medio. Así, los periodistas de los medios privados son, en todos los casos, opositores al gobierno; y todos los periodistas de medios estatales son seguidores de la política de gobierno.

4)Estos medios de comunicación explotan el prejuicio de su audiencia (y el crédito que ésta deposita en dicho medio) para usarlos con fines políticos. Por ejemplo, incitan al sector del país predispuesto en contra de una parcialidad política determinada a que se rechacen ciertas propuestas o ideas de ésta, sin examinarla debidamente. (Esto es claramente deshonesto, y demuestra cómo algunos medios están más interesados en la propaganda política que en la educación ciudadana y en la información responsable)

5)En algunos casos, se ha dado la patética circunstancia de que los medios de comunicación sustituyen, en la práctica, la labor de los partidos políticos. En algunos casos, se puede ver a los periodistas llamando a golpes de Estado, desconocimientos del Gobierno de turno y otras incitaciones similares. (Se podría pensar que esto está justificado en los casos de Gobiernos opresivos o autoritarios; pero aquí no estoy diciendo si se justifica o no, solo describo los hechos que pude presenciar)

6)En época electoral, los medios se convierten en vulgares instrumentos de la más burda propaganda. Los medios privados intensifican su ataque al gobierno (en el caso de Gobiernos de izquierda, como son los que mencioné al comienzo del post), crean encuestas falsas, invitan a personajes abiertamente hostiles al Gobierno, inventan patrañas u "ollas" para perjudicar la imagen del Gobierno, etc. Los medios estatales, dedican una gran cantidad de horas a las supuestas o reales virtudes del Gobierno, realizan una propaganda intensa y constante a favor del candidato de Gobierno (usando para ello el dinero proveniente del erario público) y casi no pasan nada relacionado con los candidatos opositores (o si lo hacen, es para descalificarlos). Hay un claro sesgo para favorecer a uno de los lados y perjudicar al otro.
Esto desenmascara el mito de que el Estado siempre representa a la sociedad; no siempre es así, en la práctica el Estado es usado como instrumento para favorecer a los que están en el Gobierno o siguen su ideología.

7)Algo curioso, es que en los medios privados casi ningún periodista es negro, indio, mestizo o del color propio o común de los ciudadanos de estos países, por lo que dan una imagen "artificial" del ciudadano promedio. En otras palabras, los periodistas no reflejan, no son una muestra representativa del tipo de ciudadano común en estos países. Por el contrario, las periodistas son muy bellas físicamente, casi unas mises, y muchas de ellas son caras públicas para diversas firmas comerciales. En los medios públicos, sí se pueden observar a periodistas de diferentes colores de piel. Esto es interpretado por los partidarios del Gobierno como un claro ejemplo del racismo y exclusión propio de los oligarcas.
8)Hay una fuerte asociación entre los periodistas, la política y la farándula; y es frecuente que algunos políticos tengan relaciones sentimentales con periodistas o actrices.

9)Es frecuente que simples chismes y rumores sean pasados como "información fiable de una fuente confidencial". Usan su credibilidad como periodistas para colar cualquier información (por falsa, dudosa o incierta que sea) como si fuera un hecho cierto (pero que nadie puede verificar independientemente). Esto les permite crear matrices de opinión casi en forma arbitraria, y sin control alguno.

Lo anterior puede advertirse fácilmente por una persona que no sea de ninguno de esos países y tenga, por ende, la perspectiva y neutralidad suficiente para ver lo que ocurre en ambos bandos. Al no apoyar al Gobierno o a la oposición de ninguno de esos países, no se tiene el sesgo y prejuicio ideológico propio de quien es un activo seguidor de algunas de esas partes.
Yo pude conversar con periodistas y comunicadores de ambos lados, y lo que pude observar me sorprendió:
-Los periodistas de cada bando reconocen que hay excesos en los medios, y que estos no son completamente objetivos. Pero califican de "excesos", "errores", o "imperfecciones" la conducta asumida por ellos mismos o el medio en que trabajan; mientras que califican de "palangristas", "vendidos", "periodistas sin ética", etc. a los que están en el lado ideológicmente opuesto. Esto es un claro ejemplo de como no se advierten los propios prejuicios, y se los relativiza con el uso de eufemismos. Esto lo pude observar constantemente en periodistas de ambos lados.
-En el fondo, algunos periodistas consideran que está justificado que eso sea así, porque (así dicen los periodistas opositores) "no debemos dejar que un Gobierno comunista nos quite la libertad", o (así dicen los que siguen al Gobierno) porque "hay que llevar adelante los cambios y la revolución, y no permitir que los oligarcas, los ricos y poderosos sigan explotando a los demás usando los medios de comunicación como arma para ello"
-Cuando se les confronta con algunas mentiras o tergiversaciones, algunos periodistas lo justifican diciendo que:
a)La verdad no existe, sino que lo que hay son acuerdos sociales o consensos sobre los hechos. Esta especie de "verdad consensual" puede ser correcta en un sentido práctico, es decir, que para fines periodísticos la verdad sobre hechos sociales no es más que un acuerdo general sobre lo que ocurrió.
Pero esta especie de "verdad consensual" no implica que no exista una verdad periodística objetiva, entendida como la correspondencia de la información con la realidad. Si se niega la posibilidad de verdad objetiva, se desnaturalizaría la profesión propia del comunicador.
b)Otros dicen que existe la verdad, pero no la objetividad. Y que la verdad depende del "cristal con que se mire". Y que este es el motivo por el cuál se deben abordar todos los aspectos de la noticia, confrontando todos los puntos de vista, todos los "cristales". En suma, el periodista nunca podría ser completamente objetivo (Un ejemplo en defensa de esta visión, se puede ver en este artículo de una página venezolana pro-gubernamental)
Aunque no estoy totalmente de acuerdo con que la "objetividad no existe" (si bien reconozco que es un tema filosóficamente arduo y complejo), me parece razonable que se ofrezcan todos los puntos de vistas sobre la noticia o los hechos, porque es difícil que una sola persona sea total y absolutamente objetiva. Quizás esa objetividad solo puede alcanzarse, en la práctica, mediante la presentación en la palestra pública de todos los puntos de vistas y versiones sobre lo ocurrido.
c)Otros dicen que la verdad objetiva si existe, pero que solo ellos son objetivos. Esto se ve en los medios estatales, quienes constantemente acusan (muchas veces con razón) a los medios privados de mentir, manipular y "no decir la verdad". Pero los medios estatales no advierten que ellos mismos solo informan lo que beneficia al Gobierno, no lo que lo perjudica (y en este caso, si lo informan, lo matizan con eufemismos para restarle importancia o relativizarlo)
Lo referido a la existencia o no de la verdad o a la objetividad es una cuestión filosófica que escapa a los fines de este post. Pero parece evidente que los periodistas deben manejar (y muchos realmente lo hacen) algún concepto de verdad que oriente y justifique éticamente su actuación profesional, y que impida que rumores, especulaciones, patrañas, mentiras deliberadas, etc. se presenten como "información fiable".
Mis conclusiones, entonces, son las siguientes:
1)Los medios de comunicación no son imparciales; sino que están parcializados según la ideología política del dueño del medio (sea privado o estatal).
2)Su función no es meramente informativa, sino que en la práctica también ejercen una gran influencia en la política del país.
3)Los periodistas y comunicadores no son completamente libres de lo que informan, porque su libertad está limitada por los intereses del dueño del medio de comunicación para el cuál trabajan.
4)No existen medios de comunicación independientes. Los medios privados dependen de los intereses (casi siempre comerciales, y muchas veces políticos) del dueño de dicho medio; los medios estatales dependen de los intereses del Gobierno.
Todo lo anterior de hacernos reflexionar, y en especial, debe hacer meditar a los comunicadores sociales. ¿Cómo pudiera cambiarse eso? ¿Cómo convertir a la comunicación social en algo que no sea un apéndice de los intereses de un pequeño grupo? Yo no tengo la solución a este problema, y no pretendo decirle a los periodistas y comunicadores cómo deben actuar. Lo más que puedo hacer es compartir algunas ideas que se me han ocurrido:
1)Se debería crear, mediante la ley, un órgano rector (para cada medio de comunicación social) que fije la línea editorial e informativa de dicho medio, sea éste privado o público. Este órgano también sería encargado de supervisar el cumplimiento del Código de Ética de los comunicadores y periodistas. Su finalidad es permitir el libre y responsable ejercicio del periodismo y la comunicación, sin injerencias, presiones ni censuras por parte de grupos de poder asociados al medio para el cuál el comunicador o periodista presta sus servicios.
De este modo, el periodista no se sentirá obligado, limitado o coartado en la difusión de ciertas informaciones que podrían ser perjudicial para el dueño del medio; sino que su obligación sería siempre informar la verdad, afecte a quien afecte y dentro de los límites legales y éticos.

2)Este órgano rector debería estar integrado por miembros representativos de todos los sectores de la sociedad (ej: comunidades organizadas, partidos políticos, universidades, empresas, estudiantes, iglesia, etc.).
3)Eso evitaría que la línea editorial e informativa sea fijada, automáticamente, por la posición política del dueño del medio. Al estar representados en forma plural todos los intereses sociales en ese órgano rector, esto dificultaría (y haría casi imposible) que un grupo determinado fijara arbitrariamente la línea del medio de comunicación con fines de favorecer ciertos intereses particulares en perjuicio de otros grupos sociales.
No se si la anterior propuesta sea factible o no; quizás no lo sea, pero eso solo lo podremos saber si se llegase a aplicar. Pero mi punto de vista es que esto permitiría un ejercicio periodístico mucho más libre, responsable y útil para la colectividad. Y sobre todo, se evitaría que los medios de comunicación se conviertan en medios de propaganda política, al servicio de pequeños grupos o individuos interesados; y cumpla verdaderamente su rol real: informar, educar y entretener a la población.
Por último, me gustaría recomendarle a mis lectores "zetéticos", y en especial a los estudiantes de periodismo y comunicadores sociales profesionales, la lectura detallada de este artículo de la BBC llamado "Las Reglas del Juego", donde se explican las reglas y principios rectores de lo que debería ser, idealmente, un buen periodismo. Estas reglas son:
1)Imparcialidad: Reflejar hechos e ideas de forma equilibrada e imparcial.
2)Precisión: Obtener los datos correctos, las fuentes, la verificación.
3)Transparencia: Tratamiento justo. Respeto a pueblos y culturas.
4)Responsabilidad: Respeto por la audiencia con contenidos dignos.
5)Independencia: Más allá de presiones políticas y comerciales.

En ese artículo, se dan ejemplos y se especifica en detalle el sentido de cada regla.

Algunos artículos recomendados, que pueden ser de también de interés para estudiantes y profesionales de la comunicación son los siguientes:

1- Comunicología latinoamericana: disciplina en búsqueda de objeto (de Roberto Follari). Puede leerse el artículo aquí.

2- La comunicación: espacio teórico para la ideología contemporánea y su crítica (de Vanina Papalini). Este artículo puede leerse en formato Word aquí.

3- La formación imposible (de Roberto Follari), que puede leerse aquí.